13 | septiembre | 2024
Querida comunidad:
¿Cómo están? ¿Qué tal ha ido su semana? Les escribo este correo desde la mañana fría de CDMX, fría y lluviosa, con un tecito de jengibre y escuchando a Elsa y Elmar.
En este correo quiero hablarles del control y algo que aprendí de él en estos días. Que está muy relacionado con lo primero que quiero contarles que es sobre cómo tener revelaciones realmente buenas cuando uno escribe.
Así que quédense conmigo, que les prometo que vamos a llegar a buen puerto.
Estoy haciendo mi entrenamiento "Ilumina tu vida", ya que fue la última edición que guié de este programón (se los juro que qué cosa máxima es) y, bueno, me impresiona mucho en el mood en el que te pone, es como si abriera dentro de ti canales de sabiduría muy profundos: de pronto te llegan respuestas que estabas buscando o te das cuenta de puntos ciegos que pueden hacer toda la diferencia en tu vida.
Y bueno, en este proceso me reencontré con mi escritura. Ya tenía mucho que no me sentaba a escribir de manera constante, todos los días. La razón (que tenía bien BIEN consciente) de por qué no lo seguía haciendo es que cada sesión de escritura vomitaba una cantidad de quejas que me agobiaba más que darme alivio. Decidí que no quería que mi escritura fuera eso, quería que fuera un camino de respuestas e iluminaciones, no una queja infinita.
Tengo desde la semana pasada sentándome a escribir con las preguntas correctas, dicen que la calidad de tu vida depende de la calidad de preguntas que te hagas y, miren, no es que venga a decirles: "Uy, qué máxima soy porque estoy haciéndome unas preguntazas", más bien, di muchos pasos hacia atrás y estoy haciéndome preguntas basiquísimas para mi vida, para el rumbo que estoy eligiendo y eso me ha dado unas respuestas bastante concisas:
¿Creo en la sanación?
¿Por qué creo en ella?
¿Qué quiero de esta escuela?
¿Cuál es la visión?
¿Cómo me quiero sentir?
¿Por qué pienso esto de mi cuerpo?
¿Qué quiero creer ahora y qué tengo que hacer para que sea posible?
Entonces mis sesiones de escritura se transformaron en sesiones de ESCUCHARME. De poner en palabras lo que siento.
En estas sesiones de escritura me di cuenta de que había soltado muchísimo el control, que estaban pasando cosas en mi vida que en otro momento me tendrían loca de control jaja y ahora realmente ni siquiera le he prestado atención. Y aquí va la gran iluminación que tuve:
Me di cuenta que en estas semanas he estado tomando control de varios aspectos internos míos: estoy poniéndome juiciosa con mi entrenamiento, con mis actividades en el trabajo (tengo una agenda y todo). Creo que diría que estoy haciéndome cargo.
Y eso me da una sensación de tener las cosas resueltas, las cosas mías, por lo que la necesidad de controlar lo de afuera ya no está.
Todo lo que queremos controlar afuera es un grito de nuestra alma pidiendo que pongamos orden en lo que sí nos concierne, en lo que sí podemos controlar. El espectro de lo que podemos "controlar" en nosotros es enorme y eso depende de cada quién, puede ser desde:
¿Qué emociones estoy reprimiendo tanto que tengo que dejar salir?
¿De qué manera no estoy tomando responsabilidad para solucionar tal cosa? ¿Qué necesito para sentir que tengo más orden en mi vida?
¿Qué tengo que dejar de hacer para mantener el foco de mi vida, de qué quiero y a donde voy?
Cada momento en el que te encuentres queriendo controlar a todos a tu alrededor, los resultados, la vida, el tiempo, las decisiones de los demás, regresa a preguntarte: ¿De qué no me estoy haciendo cargo?
Cuando te haces cargo de ti, de tus emociones, de tus acciones, cuando empiezas a arreglar en tu vida todo lo que se ve como un desmadrito entonces te das a ti mismx el soporte y el mensaje de "confío en ti", esa confianza en automático te sintoniza con la confianza en Dios/Universo. Sabes que todo va a estar bien porque no estas dejando nada a "la suerte", estás haciendo lo que te corresponde dentro de ti.
Si lo que vemos afuera es un reflejo de lo que existe dentro de nosotros, claro que la necesidad de controlar a los demás no es en realidad controlarlos a ellos, es una señal de que necesitamos tomar control de nuestra vida. ¡Me pareció tan obvio! Y por otro lado no podía creer como nunca lo había aterrizado en mí, un punto ciego más revelado en mis sesiones de escritura.
En fin, queridas amigas y amigos, gracias por leerme. Gracias por estar aquí. Gracias por ser parte de esta grandiosa escuela iluminada.
Les quiero, gracias por estar aquí. 💙
Bienvenida a tu vida iluminada. 🫶🏼💫
Gracias por estar aquí,
Ale
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